Con frecuencia, y en el marco de la empresa, se celebran sesiones, cursos, y seminarios, que pretendidamente buscan el desarrollo de sus equipos directivos. De entre ellos, me  refiero a los  que persiguen la mejora de sus habilidades directivas, entendidas éstas como aquel conjunto de “prestaciones de carácter  profesional” que debieran adornar -en su buen hacer- a cualquier directivo al margen de su sector de actividad.