En particular me refiero al tibio de ánimo, de condición, a aquel tipo de  persona o institución que vive instalada en lo conveniente, en el qué dirán, en el puro cálculo y utilitarismo. La tibieza,  como subproducto del  relativismo moral que es, encuentra aunque sea en clave de humor,  en GROUCHO MARX y en sus principios -más bien la falta de ellos- un referente ciertamente esclarecedor. Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros.
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