En ocasiones los empleados se encuentran con un jefe que emplea el miedo como herramienta. Es por ello que muchas veces nos surge la pregunta: “¿Qué hago si mi jefe me grita?”. En el siguiente vídeo encontraréis algunas de mis reflexiones al respecto.
Categoría: Liderazgo Página 5 de 8
Siro, perplejo en su ensimismamiento, daba vueltas y vueltas a la idea de que dirigir tenía un significado mucho más profundo que el mero reparto de instrucciones. Hacía tiempo que, ante la perspectiva de poder desempeñar la función de director de operaciones de su empresa, se había centrado en adquirir hechuras de buen directivo.
La imagen que tenemos de nosotros mismos como consecuencia, entre otras circunstancias, de nuestras primeras experiencias familiares, escolares, y de amistad, puede marcar de forma dramática la forma en que nos empleamos con los demás.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con esta pregunta? Nos sitúa entre dos alternativas sin sentido alguno. El ser humano nace y se hace. Una mala potencialidad es mejorable pero nunca se situará en un desempeño excelente.
En la búsqueda de conceptos pretendidamente novedosos nos hemos topado de forma más o menos reciente con el término compromiso. A resultas de tan señalado “logro” ya podremos aferrarnos a una nueva coletilla mediática. Así, a territorios tales como el del liderazgo, y el de la gestión del talento, entre otros, les añadiremos sin demasiados miramientos el del compromiso.
Estando, como estamos, en época festiva, resulta de lo más cotidiano asistir a alguna de las múltiples cenas de empresa que se celebran con motivo de La Navidad. En ellas, y en un ambiente que se pretende cordial y distendido, se mezclan, compañeros, jefes, y colaboradores de trabajo. Lo que allí ocurra, se manifestará como un síntoma más de lo que la empresa es y de los valores que la soportan.
En ocasiones, asomarse a la función directiva en una empresa puede ser consecuencia de un largo camino de entrega y aprendizaje; otras veces, por el contrario, es un «premio» que por sobrevenido deja al descubierto carencias que difícilmente dejarán de serlo en un plazo de tiempo relativamente corto.
¿Qué hacer cuando es la malicia la que se hace dueña del comportamiento humano? ¿Qué hacer tras repetidas advertencias? Paciencia y asertividad se muestran como necesarios. No se puede ser cobarde ante la maldad